¡Alabemos a Dios, fuente de vida y provisión.

Amado Señor, Dios Todopoderoso, hoy mi corazón rebosa de gratitud hacia ti. Te doy gracias por ser la roca de mi salvación y la fuente inagotable de mi sustento. Alabo tu nombre, oh Señor, porque has puesto tu gloria sobre los cielos y toda la tierra está llena de tu misericordia. Reconozco que toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de ti.

Te agradezco por el pan que pones en mi mesa, por la flor de harina y las hojuelas sin levadura. Por los alimentos preparados en la sartén y los tostados, por cada medida y cuenta que provees. Gracias por tu generosidad, que se manifiesta en cada bocado que recibo. En tu bondad, has provisto para mis necesidades, así como alimentaste a tu pueblo en el desierto. Tú eres quien da la lluvia sobre la grama y las gotas de agua sobre la hierba.

Mi corazón también se llena de gozo al pensar en mi hogar, ese lugar seguro donde encuentro refugio y descanso. Te agradezco por las paredes que me protegen del viento y la lluvia, y por cada rincón donde puedo sentir tu presencia. Que esta casa, bendecida por ti, sea siempre un lugar de paz y alegría. Te doy gracias, oh Señor, porque tú haces resplandecer tu rostro sobre mí y tienes de mí misericordia.

En este día, también quiero agradecerte por todas las bendiciones que has derramado sobre mi vida. Por la salud que me sostienes, por la fortaleza que me das cada día. Por tu palabra, que permanece para siempre y es mi guía en este mundo. Por tu Espíritu, que mora en mí y me consuela en tiempos de aflicción. Te agradezco por la paz que sobrepasa todo entendimiento y que guardas mis pensamientos en Cristo Jesús.

Reconozco que tú eres mi pastor, y nada me faltará. Me guías por sendas de justicia y me haces descansar en verdes praderas. Con amor y paciencia, me llevas de la mano por los caminos de la vida y me muestras tu amor incondicional. Tú eres mi refugio y mi fortaleza; mi pronto auxilio en las tribulaciones.

Padre, en este momento, quiero recordar tu promesa de que si te busco de corazón, tú me escucharás desde los cielos, perdonarás mis pecados y sanarás mi tierra. Hoy, me humillo ante tu presencia y te ruego que continues guiándome por sendas de justicia y que en cada paso de mi vida vea tu mano. Gracias por darme el poder para comprender la profundidad de tu amor que excede todo conocimiento. Te pido que me des sabiduría, inteligencia y ciencia para honrarte en todo lo que haga. Que cada acción, palabra y pensamiento sean un reflejo de tu luz y tu gracia en mi vida.

Tú eres el creador de todo el universo y tu reino es un reino eterno. Te alabo por tu inmensa bondad, tu fidelidad y tu misericordia que permanecen para siempre. Que mi vida sea un canto de alabanza a tu nombre, y que todos puedan ver tus buenas obras a través de mí. Que al igual que las generaciones pasadas, las que vengan después también te alaben y glorifiquen tu nombre. Mi alma te bendice y te da gracias en cada momento y por siempre. Amén.

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