Desata tu Poder Interior: Reflexión sobre Deuteronomio 8:18

¡Hola, qué bueno estar aquí con ustedes hoy! Espero que estén listos para recibir una palabra que toque sus corazones. Hoy quiero que juntos reflexionemos sobre un pasaje de la Biblia que siempre me ha inspirado, un versículo que nos recuerda de dónde viene nuestra verdadera fuerza. Vamos a Deuteronomio 8:18, donde se nos dice: «Acuérdate del Señor tu Dios, porque él es quien te da el poder para producir esa riqueza«
¿Alguna vez se han puesto a pensar en esto? En medio de nuestro día a día, con tantas cosas que nos preocupan, a veces olvidamos que todo lo bueno que tenemos viene de Dios. Y no estoy hablando solo de cosas materiales, sino de esa fuerza interior, esa capacidad de seguir adelante, ese gozo que nos levanta incluso en los momentos más difíciles.
A veces nos enfocamos en nuestras propias metas, en nuestros propios sueños, esperando un milagro, pero Dios nos ha dado a cada uno de nosotros el poder para ser el milagro de alguien más. ¡Así es! La Escritura nos dice que tenemos sanidad en nuestras manos y en nuestras voces. Un abrazo, una palabra amable, un simple gesto de apoyo pueden cambiar el día de alguien y ayudarle a reclamar su felicidad. Es que somos recipientes llenos del amor de Dios, listos para compartir esa bondad dondequiera que vayamos.
- La importancia de las palabras ¿Se dan cuenta del poder que tienen nuestras palabras?. Proverbios 15:4 nos dice: “La lengua que brinda alivio es árbol de vida”. Podemos dar vida con nuestras palabras, animar a otros a perseguir sus sueños, a creer en sí mismos. Una simple frase como «Eres increíble, vas a hacer grandes cosas» puede ser la semilla que necesitan para florecer. Es como si encendiéramos una luz en medio de la oscuridad con nuestra sonrisa y palabras de aliento.
- La alegría es una decisión Y qué me dicen de la alegría, esa sensación de paz y felicidad que tanto anhelamos? La buena noticia es que no tenemos que esperar a que todo sea perfecto para ser felices. La felicidad es una elección. Cada mañana podemos decidir cómo vamos a vivir ese día. Podemos elegir ver lo bueno, ser agradecidos y disfrutar de cada momento. En lugar de enfocarnos en lo negativo, podemos mantener un canto de alabanza en nuestro corazón y dejar que Dios se levante. Es como cambiar un interruptor, encender la luz de nuestro gozo y compartirla con el mundo. Es más, Hebreos 1:9 nos dice que Dios nos ha ungido con aceite de alegría, exaltándonos por encima de nuestros compañeros. Se supone que seamos más felices que el promedio, ¿verdad?
- El poder de la oración y la fe Ahora bien, ¿Cómo mantenemos esta actitud de fe y alegría? La respuesta está en la oración y en recordar las promesas de Dios. La Escritura dice que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Cuando oramos, no tenemos que decirle a Dios nuestros problemas, Él ya los conoce, sino agradecerle por su bondad y recordar sus promesas. Dios es fiel a su palabra. También, recuerden que ustedes son la respuesta a la oración de alguien más. Alguien necesita su abrazo, su palabra de aliento, su fe. Dios usa nuestra vida para tocar, animar y bendecir a otros. Cuando salimos cada día, debemos tener esta actitud: «Soy un milagro esperando suceder».
Así que hoy, los invito a reflexionar sobre esto: ¿Qué poder estamos dejando que se levante en nuestras vidas, el de Dios o el de los problemas? Recuerden que Dios nos ha dado el poder para producir esa riqueza en todos los aspectos de nuestra vida, no solo en lo material, sino en el amor, la paz, la alegría y la esperanza. No permitan que el desaliento o los problemas los detengan, levántense cada mañana con la certeza de que son bendecidos y que tienen un propósito divino.
Que esta reflexión nos guíe hacia la luz de Dios en nuestros momentos más difíciles, y que siempre nos recordemos de Su amor incondicional. Que podamos vivir cada día con gratitud, compartiendo la bondad de Dios con quienes nos rodean y confiando en que Él siempre tiene el control. ¡Dios los bendiga!